Tranquis, no os llevéis las manos a la cabeza: aún no hemos puesto el árbol (aunque falta poco jijiji) pero sí hemos ido a ver tiendas con adornos de Navidad porque disfruto mucho escogiéndolos. Y, por lo que veo, ya me ha salido una ayudante. ¡Menos mal! porque como tenga que esperar a que colabore el padre de las criaturas lo llevo claro...
¡Ay! con lo bien que me lo paso yo poniendo un árbol lleno de luces, una mesa bonita, rincones invernales navideños... Ya os conté el año pasado que no soy de comprar todos los adornos de golpe. Cada otoño busco y rebusco lo que dará ese aire festivo -que no recargado- a mi casa. Es verdad que el primer año el árbol estaba un poco minimalista (por no llamarlo pobre directamente) pero es que me gusta que vaya adquiriendo 'sabor' y riqueza con los años. En cada viaje, en cada tiendecita que no esperas, en cada mercadillo... puedes encontrar verdaderas joyitas. Si no, me resultaría hasta aburrido sacar la caja de todos los años y colocar los mismos adornos una y otra vez... Así lo hacen mis padres y tienen un árbol con espumillón (¿aún existe ese invento tan horrible?) manzanas ochenteras, bolas descoloridas y un belén con camellos cojos. Y no me refiero precisamente a piezas de anticuariado o de valioso vintage sino a adornos desfasados con un punto hasta kitch. Me matará mi madre si lo lee pero... ¡es la purita verdad, mami! ¡Renovarse o morir! jeje
Pues eso, que este fin de semana pondremos el calendario de adviento casero y encenderemos la primera vela de las cuatro que marcan la cuenta atrás para la Navidad. Y la siguiente semana, coincidiendo con la Inmaculada, como es tradición, adornaremos el árbol, pondremos el belén y el resto de adornos. Ya os lo iré enseñando todo...
Bueno, y para las locas de la ropita... ya habréis reconocido cada prenda de Nanos que lleva Carlota en estas fotos (todo menos los leotardos, que son de Nícoli) Mi primogénita ya va levantando cabeza del pedazo de resfriado que cogió. Y mientras ella se recupera, a Tiziana se lo hemos pegado al final entre unos y otros...
La pobre no para de toser y los moquetes inundan su boquita, su nariz... ¡y hasta su pañal! Como los bebés no saben expulsarlos se los tragan y acaban en las caquitas. ¡Pobriña! Me da una penita ver a una bebé de sólo 3 meses con esa tos de perro... La verdad es que Carlota no se puso mala en todo el año que le di el pecho. Yo pensaba que un bebé alimentado con lactancia materna exclusiva estaba inmunizado de toda enfermedad pero no es así exactamente. No es que mis gérmenes hayan pasado a ella a través de mi leche, sino que se ha contagiado por el ambiente, el colecho, etc
Sin embargo en estos casos no hay que dejar de dar el pecho ¡sino todo lo contrario! porque cuando la madre está mala crea anticuerpos para protegerse de los virus. Y estos anticuerpos SÍ que pasan a la leche y le llegan al bebé, por lo que, además de alimento, les estamos dando las defensas necesarias para combatir la enfermedad. Es como si nuestra leche los estuviera vacunando. ¿Lo sabíais?
Baci per tutti!